En invierno nos vemos obligados a conducir de noche, ya que oscurece muy temprano. Por eso, Alonso, siempre pendiente de la seguridad en nuestro camino, nos recuerda que las condiciones generales de circulación cambian radicalmente con la falta de luz natural, y lo mejor, es tener muy en cuenta los principales factores de riesgo, y adecuar a ellos nuestra forma de conducir:
- Tener en cuenta los fenómenos perceptivos del cambio de luz. Un conductor puede tener una visión excelente con luz de día, pero está se verá automáticamente disminuida al ponerse el sol. En caso de padecer alteraciones visuales como la miopía la disminución es más acusada. También la pérdida de visión es más acusada entre los fumadores (por efecto de la nicotina).
- Al anochecer los colores pierden su contraste, por lo que se modifican el campo visual, la perspectiva y perdemos la sensación de relieve del horizonte.
- El deslumbramiento es también un factor de riesgo importante; ya sea por el sol muy bajo en el horizonte o el producido por los faros de otros vehículos. Para evitar esto último, lo mejor es centrar nuestra atención visual en la cuneta derecha de la carretera, y no mirar directamente a los faros que vienen de frente.
- Se producen momentáneas y peligrosas transiciones en la adaptación visual al pasar de zonas iluminadas a oscuras, por ejemplo al atravesar poblaciones.
- Reducir la velocidad. Los faros de cruce alcanzan 50 metros de distancia. Es lo que tardaremos en frenar ante un obstáculo si circulamos a 70 kilómetros por hora.
- Evitar los adelantamientos en carreteras de doble sentido, si no estamos completamente seguros de la maniobra en cuanto a distancia y visibilidad. A la más mínima duda, lo mejor es esperar a realizar la maniobra sin peligro para nosotros o para los vehículos que circulan en sentido contrario.
- Hacer caso a los signos de fatiga: la rigidez de cuello o espalda, picor en los ojos, somnolencia,.. Todos ellos indican que tenemos que parar para recuperarnos. Viajando de noche es aún más importante detenerse a descansar cada dos horas. Y no se nos ocurre mejor sitio para hacerlo que en nuestros Castillos (en Benavente y el Burgo Ranero) 😉
- Evitar las comidas copiosas antes del trayecto, aunque este sea corto. La digestión disminuye el riego sanguíneo cerebral produciendo sueño y falta de reflejos.
- Extremar las precauciones si no conocemos bien la carretera. La señalización, tanto vertical como horizontal, presenta graves deficiencias en algunas ocasiones, lo que puede comprometer la seguridad en circulación nocturna.
- Limpiar bien antes de salir el parabrisas y las lunetas. Un vidrio sucio perjudica mucho más la visión en los momentos del ocaso, el amanecer y por la noche, aumentando drásticamente el efecto del deslumbramiento.