La Dirección General de Tráfico (DGT) estableció hace varios años la distinción de las líneas verdes y azules en algunas de las vías interurbanas españolas. Las primeras se estrenaron en 2017 en Castilla y León para extenderse con posterioridad al resto del país, aunque las azules llevan más tiempo. Cada una señala un aspecto diferente.
Líneas verdes
Las líneas verdes se utilizan para señalar carreteras con tramos de alta siniestralidad. Por norma general, las líneas verdes van acompañadas con señalizaciones o incluso radares para que los conductores puedan darse cuenta que están circulando por tramos donde hay que poner una mayor atención. Las líneas verdes paralelas generan un efecto óptico y el conductor percibe que la carretera es más estrecha de lo que realmente es, con lo cual evita correr.
El objetivo es, en palabras de los responsables de Tráfico, que las carreteras den información al conductor. Con ellas se han reducido un 60 % los accidentes con víctimas en otros países como Suecia o Países Bajos, un éxito que ha hecho que España haya dado el paso a implementarlas en nuestras carreteras.
La intención es, evitar que el conductor se confiara y pudiera sufrir un accidente.
Líneas Azules
Las líneas azules en el borde de la calzada en vías interurbanas, por el exterior de las rayas blancas y sin llegar al arcén o al quitamiedos señalizan que por la zona en cuestión pasa la fibra óptica. Es muy común que estas rayas se extiendan junto a las de color blanco durante varios kilómetros. Este fino cable es el sustituye a los de metal que había antiguamente.
Si bien es verdad, que dentro de las ciudades, podemos encontrar esas líneas azules para indicar que estamos dentro de una zona con servicio de estacionamiento regulado, con tiempo máximo para aparcar y una tarifa de pago determinada.