Bueno amigos, en este tercer y penúltimo viernes de agosto, nos sigue abrazando la nostalgia, así que vamos a continuar con la magnfica saga Vacaciones en coche en su tercera entrega.Recordamos que en el primero de los fascículos de este “nostalgipost” hablamos del vehículo y en el segundo, es decir el del viernes anterior hablamos del equipaje. En esta ocasión vamos hablaremos de la carretera.. y tal vez el clima.
Agarrarse que hay curvas.
Uno de los grandes cambios que notamos comparando las vacaciones en coche de ayer, con los mismos trayectos de hoy en día, es sin duda la carretera.Que es eso de una autovía o una autopista? Entonces la nacional que correspondiese era lo mejor que podíamos encontrar en nuestro camino. Un carril.. ¡¡para cada lado!!.. y un estado del asfalto “correcto”, le quitaba cualquier gravedad a las interminables caravanas y al hecho de tener una o ninguna oportunidad, para adelantar a un vehículo y colocarnos detrás de otro.
Según nos acercábamos a nuestro destino, la cosa empezaba a decaer. El asfalto dejaba de ser tan “correcto” y se imponía de banda sonora el tintineo de cualquier objeto que le quedará el más mínimo espacio para vibrar dentro del maletero.
Más adelante el asunto “dos carriles” convertía nuestro vehículo en una partícula cuántica capaz de encontrarse en ambos carriles al mismo tiempo :). Lo mismo ocurría cuando encontrábamos un vehículo en dirección contraría, nunca supimos como pero el caso es que ambos vehículos podían ocupar el mismo espacio en el mismo momento y continuar su curso si problema. 😛
Hoy con las autovías y autopistas nuestras vacaciones en coche han perdido toda la física. Tampoco pasamos por alto que aún hoy seguimos encontrando atascos y tramos de circulación lenta, sobre todo en los puntos de salida hacia los destinos más escogidos. Pero… tenemos aire acondicionado. 🙂
Microclima: tropical vs polar.
Podíamos presumir de estar disfrutando de un maravilloso clima tropical durante los trayectos en coche de nuestras vacaciones. El consejo de conducción eficiente “viajar con las ventanillas bajadas aumenta el consumo de combustible”, era desconocido/ignorado, por la cuenta que nos traía. Todas las ventanillas de par en par y aún así, sudábamos la gota gorda. Las paradas técnicas solían ser en ocasiones por necesidades de refrigeración y ventilación. En esas ocasiones la sombra de los árboles era un codiciado tesoro en las áreas de descanso.
Ahora el microclima de estos trayectos de nuestras vacaciones en coche ha cambiado. Nos hemos librado de las llamas del infierno a cambio de, en ocasiones, vender nuestra alma al diablo de los resfriados “acondicionados”. Vamos fresquitos en nuestro espacioso habitáculo, pero bajarse del coche se suele convertir en una bofetada en toda la cara. Es por esto que la búsqueda de sombra para las paradas, es una cruzada heredada generación tras generación.
Bueno, hasta aquí el penúltimo fascículo de la saga “vacaciones en coche”.
Hasta el viernes que viene. 🙂
