Las primeras medidas que se adoptaron de manera global, debido al aumento del consumo de carburantes, así como de las emisiones contaminantes, se remontan a las décadas de los años sesenta y setenta, del siglo pasado. Pero no sería hasta los años noventa, cuando el tema se abordó con una perspectiva jurídica y política, en la que se dispusieron normativas para poder controlarlo con mayores garantías.
El caso Europeo
La Corporación Castillo Grupo, nos recuerda que cada mercado instituyó sus propias pautas, en Europa las que se constituyeron fueron las denominadas como “Euro”. Obviamente, la primera en implantarse fue la Euro 1, asignada en 1993. Desde ese momento, hasta la actualidad se han constituido “cíclicas normas”, en las que se percibe el aumento de la rigurosidad, presentándose a día de hoy la actual Euro 6b, en espera de sus herederas verificaciones, mucho más severas: como las Euro 6c, que se aplicará en septiembre de 2018 y la Euro 6d, prevista para 2020.
Números romanos y arábigos
Para no complicar el post en exceso a nuestros lectores, es necesario realizar una puntualización: también prevalecen las conocidas como, Euro I, Euro II etc. Es muy importante subrayar, que no debemos mezclarlas con las referidas precedentemente. Si lo que custodia a la designación de la palabra Euro, es un número romano, quiere decir que la regulación concierne a vehículos industriales y pesados. Por el contrario, si lo que va a continuación del vocablo Euro, corresponde con números arábigos, hace alusión a turismos y vehículos ligeros.
Desde el inicio de la regla Euro 6, Castillo Grupo nos clarifica que, ya no se distinguen por números romanos, es el momento de la fusión entre pesados y ligeros (por decirlo de forma coloquial: “se meten en el mismo cajón”), pero con la salvedad de precisar los términos para cada clase o categoría del vehículo.
Condiciones de las normativas Euro 6c y Euro 6d
El establecimiento de los cánones Euro, exige a todos aquellos vehículos nuevos vendidos en el mercado europeo, acatar los parámetros ordenados por estos, que se encuentren en uso, en el momento de la transacción. Por lo tanto, a partir de septiembre de 2018, todos los vehículos matriculados desde esta fecha, tienen que respetar la norma Euro 6c, la cual dispone unos nuevos límites máximos de emisiones.
-De forma específica, la regulación apunta hacia cinco marcadores, en referencia a las emisiones de los vehículos. Veamos cuales son:
CO, monóxido de carbono
Es un gas que se origina por una “combustión incompleta” de un hidrocarburo, resulta tóxico y contaminante para el medio ambiente. El CO, se produce en la combustión de la materia orgánica, como por ejemplo: la quema de madera, gasolina, gas natural, butano, queroseno, etc. Quizás lo que más nos pueda llamar la atención, es la cantidad de víctimas producidas por una negligente manipulación de los braseros. Para que este gas no resulte dañino su concentración en el aire debe ser pequeña. Los vehículos, emiten CO cuando está el motor en marcha con el coche detenido. Si la ventilación del lugar es suficiente, no causa daños, pero la exposición continuada a bajas cantidades de este gas, puede resultar perjudicial para la salud.
HC, hidrocarburos
En este caso, nos referimos a los restos de combustible sin quemar que salen por el tubo de escape.
HC + NOx, hidrocarburos con óxidos de nitrógeno
Se compone de gases que fusionan los hidrocarburos sin combustionar y óxidos de nitrógeno que se producen en el funcionamiento de los motores modernos.
NOx, óxidos de nitrógeno
Son moléculas que se forman debido a las altas temperaturas y presiones de trabajo en las cámaras de combustión de los motores modernos. Existen diversos tipos de moléculas que se pueden formar, por eso se usa una “x”, ya que su fórmula puede variar (NO, N2O, NO2 etc.). Su composición es muy contaminante y posee un riesgo especial en los seres vivos, puesto que al respirarlo, se transforman en ácidos que penetran fácilmente por las vías respiratorias.
PM, partículas sólidas o aerosoles
Se componen de productos sólidos muy pequeños, que son emanados por los vehículos. Lo primero que se nos viene a la mente, son esas nubes de humo negro que muchos vehículos antiguos despiden por los tubos de escape. A esto, habría que añadir las pastillas de freno, el rozamiento de los neumáticos contra el pavimento y el polvo existente en el asfalto, que es desperdigado por las ruedas al pasar por encima.
En resumen, todas ellas se pueden considerar como partículas estables. Aunque quizás, las más perniciosas son los benzopirenos, un tipo de cenizas malsanas. Como norma general, podemos concluir, que cualquier fragmento, por muy diminuto que sea, capaz de internarse en nuestro organismo, puede causarnos un potencial inconveniente.
Conclusiones
El propósito de las subsiguientes normativas Euro, es intentar que las dispersiones de los cinco elementos referidos, se erradiquen de manera paulatina. La mejor manera de combatir estas emisiones, es doble. Por un lado, a través de las nuevas tecnologías aplicadas a los vehículos (no olvidemos que los fabricantes, son los más interesados en subsanar estas contingencias, pues de lo contrario se quedarán atrás, en la venta de vehículos).
-Y en segundo lugar, mediante el consumo prolongado de un carburante de última generación, que incluye aditivos multifunción, tremendamente eficaces para combatir los efectos nocivos, anteriormente descritos:
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“Es necesario priorizar la innovación para crear un mundo mejor”